Diastema dental
En la edad media se consideraba el diastema en las mujeres como un símbolo que las convertía en chicas mucho más lujuriosas. Aunque cabría preguntarse hasta qué punto eran ellas las lujuriosas y hasta qué punto eran sus contemporáneos los que tenían problemas con la armadura cuando una chica con diastema les lanzaba una sonrisa -obviemos, por favor, cualquier conocimiento previo sobre las condiciones de higiene dental en la edad media a fin de no restar romanticismo y sensualidad a esta imagen-.
A día de hoy, para jolgorio de muchos, el diastema se ha convertido de nuevo en un símbolo de belleza por el que los hombres suspiran y por el que muchas mujeres se someten a operaciones de cirugía estética buscando conseguir esa pequeña rendija interdental (vale, quizá no sean muchas, pero algunas hay) con la que recuperar, sin importar la edad, ese punto inocente y travieso que a todos se nos acaba cuando descubrimos a nuestros padres envolviendo regalos en el salón en 5 de enero o cuando hacemos nuestra primera declaración de la renta. Porque desde Madonna, hasta Georgia May Jagger pasando por Lara Stone o una espectacular Brigitte Bardot, la historia nos ha demostrado que, al igual que los zurdos acaban siendo más inteligentes o que las rubias no son tan tontas como nos quieren hacer creer, hay algo especial en las chicas con diastema, más allá de una pequeña abertura.